TK MUXO

Hasta los inicios del nuevo siglo se creía que la única fuente de crecimiento en la economía procedía del progreso técnico. Sin embargo, hoy en día, el modelo lineal del cambio tecnológico ha dado paso a otro más complejo e interactivo que tiene en cuenta las relaciones entre los diferentes agentes del sistema y las retroalimentaciones que se producen a lo largo de todo el proceso.

Ahora, un factor determinante que hay que tener en cuenta es que una parte de la innovación tecnológica se debe a la percepción por parte de la sociedad de los distintos fenómenos que ocurren de manera cotidiana y cómo los cambios tecnológicos se van adueñando de nuestra actividad diaria.

Un ejemplo horizontal podría ser el uso de la telefonía móvil o el lenguaje utilizado en internet, especialmente entre nuestros jóvenes. Por esta razón, la Real Academia de la Lengua ha decidido buscar maneras para acercarse a los jóvenes y ofrecerles opciones que encajen con sus modos de vida.  Un ejemplo en el que están trabajando es en elaborar una tabla de abreviaturas para los SMS y ya trabaja en un corrector de Microsoft con una base léxica de 500 millones de registros dentro de su meta para adaptar los conocimientos de la Academia a  las  nuevas tecnologías.

En esa línea, un tema habitual de debate que preocupa a la sociedad en su conjunto es el lenguaje empleado en los móviles y en las redes sociales. El uso masivo por parte de los jóvenes de las nuevas tecnologías genera nuevas cuestiones cómo, por ejemplo, en qué medida afecta a su conocimiento de la lengua española o si es responsable de las faltas de ortografía que después realizan en sus pruebas escolares.

Es indiscutible que los mensajes de móvil han puesto de moda la abreviatura incorrecta y ha facilitado la comunicación a quienes no tienen ni idea de ortografía y gramática. Escudados por la rapidez y la economía del uso de caracteres, se cometen auténticos crímenes contra el lenguaje. Créanme que alguno de estos mensajes que he recibido no los he podido contestar debido a la ininteligibilidad del texto, por reducido o por erróneo.

Obviar que la manera de comunicarse −sobre todo entre los adolescentes− ha cambiado es no querer enfrentarse a una realidad. Y aunque es cierto que hay que adaptarse a los nuevos tiempos,  tengo que confesar que acostumbrado a la educación que recibí a base de dictados y cuadernillos Rubio me cuesta despedirme de ustedes con un TK MUXO.

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