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Tekniker-IK4 lidera un proyecto de investigación en robótica que ha desarrollado robots inteligentes capaces de realizar tareas complejas para ayudar a los equipos de emergencias en situaciones como incendios, terremotos o ataques terroristas. La movilidad y el alto grado de autonomía de estos robots los convierten en compañeros ideales para apoyar al personal especializado que atiende este tipo de contingencias, que normalmente dispone de muy poco tiempo para rescatar supervivientes.
Los campos de actuación de los robots están actualmente ligados con la automatización y producción industrial, en tareas previamente conocidas que exigen repetitividad: manipulación de piezas, soldadura, pintura… En menor medida, participan en actividades relacionadas con la intervención en situaciones peligrosas o inaccesibles para los seres humanos, donde juegan la función de extender sus capacidades, como los robots empleados en la desactivación de bombas o en inspección de tuberías.
Frente a estas aplicaciones, el proyecto ROBAUCO ha desarrollado robots móviles, autónomos y cooperantes que puedan llevar a cabo tareas más complejas. De hecho, ya hay desarrollados dos prototipos que han sido probados como solución para diferentes situaciones de emergencia. Para orientar adecuadamente las funciones de los prototipos, se ha contado con el asesoramiento de la Dirección de Atención de Emergencias del Gobierno Vasco, SOS Deiak, y otros servicios de emergencias.
Los dos prototipos, un robot terrestre para exteriores y otro para interiores se han desarrollado para dar respuesta a las necesidades de los dos escenarios de trabajo del proyecto: un escape en una planta química y un incendio en un parking.
En el primer caso, el robot terrestre se aproxima desde una posición conocida utilizando información suministrada por el operador basada en el mapa de la zona e información GPS. Un robot aéreo (UAV) es el encargado de reconocer el área por el cual el primero va a acceder al destino sobrevolando el objetivo, capturando imágenes de la zona y transmitiéndolas al operador. El robot terrestre opera de forma autónoma, atravesando y sorteando dificultades orográficas y obstáculos diversos. Una vez alcanzado el objetivo, comienza la exploración para buscar el foco del elemento químico.
Incendio en un parking
En el segundo escenario, el robot debe entrar en el aparcamiento y de forma autónoma, no teleoperada, debe llevar a cabo la exploración de la zona proporcionando información a la base de control central para una primera valoración por los responsables de emergencias.
Los dos ejemplos utilizados para los prototipos de ROBAUCO parten de un estudio más amplio sobre los requerimientos particulares y estrategias ante diferentes escenarios de emergencias, que concluye que las primeras 48 horas son fundamentales en el trabajo de los servicios de emergencias, ya que, a partir del segundo día, la tasa de mortalidad aumenta drásticamente debido a la exposición, la falta de agua, comida o tratamiento médico.
Por eso, la movilidad, autonomía y capacidad de colaboración que ofrecen los robots inteligentes resulta de especial ayuda para los equipos de emergencia, que trabajan en entornos difíciles para dar respuesta a todo tipo de situaciones críticas ofreciendo una atención continuada durante 24 horas al día todos los días del año: protección civil, rescates en montaña y medio acuático, accidentes de materias peligrosas, incendios forestales y urbanos, terremotos, inundaciones, epidemias, terrorismo, situaciones bélicas, etc.
A partir de este análisis, las entidades investigadoras que participan en ROBAUCO han trabajado en la generación de la tecnología necesaria para el desarrollo de robots móviles que desarrollen las complejas tareas que requieren estas situaciones, así como que colaboren con los equipos humanos de la manera más natural posible. En este sentido, se pretende que el robot no se limite a obedecer las órdenes formuladas de forma electrónica, sino que sea capaz de interactuar con las personas de una forma sencilla, incluyendo voz y gestos.
Cuatro centros tecnológicos y cuatro universidades
Tekniker-IK4 es el líder del proyecto, en el que participan otros tres centros tecnológicos, el también vasco Fatronik, el valenciano Instituto Tecnológico de Informática (ITI) y el Centro de Automatización Robótica y Tecnologías de la Información y la Fabricación (CARTIF) de Valladolid, así como los grupos universitarios de investigación en robótica de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), la Universidad Carlos III de Madrid, la Universidad Politécnica de Catalunya y la Universidad de Sevilla.
El proyecto va a finalizar el primer trimestre de 2010 después de 30 meses de trabajo, y ha tenido un presupuesto de dos millones de euros de los que 650.000 corresponden a Tekniker-IK4. El proyecto ha sido parcialmente financiado por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio mediante una ayuda de un millón de euros.