Cristina del Campo: “Trabajamos para aportar soluciones de innovación con rigor tecnológico que impulsen la competitividad de las empresas”

Cristina del Campo, Directora General de AINIA, es la protagonista hoy de nuestra sección de entrevistas, que pretende dar a conocer y reconocer a los y las máximas responsables de los Centros Tecnológicos que han entrado a formar parte de la Federación Española de Centros Tecnológicos (Fedit). 

En este sentido, del Campo tiene claros los retos a los cuales se enfrenta el sector agroalimentario: “La superpoblación, el hambre, la obesidad, las necesidades de los nuevos segmentos de consumidores o el desperdicio de alimentos”, pero también que “el sector agroalimentario es un sector clave y esencial de la economía española. Su solvencia quedó demostrada durante la pandemia y también ahora, en plena crisis Ucrania-Rusia”.

Ahora mismo está especialmente ilusionada -además de con la posibilidad de cumplir su sueño que sería ir al concierto de Año Nuevo en Viena- con la nueva sede de AINIA, con la que según la Directora General del Centro Tecnológico: “redoblamos nuestra apuesta por la I+D, dotándonos de nuevos espacios y equipos para la investigación”. 

Charlamos con ella sobre Investigación, Desarrollo e Innovación, pero también para conocer su punto de vista y previsiones sobre la situación y evolución del sector en general, y el mundo agro en particular. 

¿Cómo explicaría a alguien que no conoce la labor que llevan a cabo en el Centro Tecnológico que dirige?

Somos un Centro Tecnológico con 35 años de experiencia en I+D+i. Una experiencia que ponemos a disposición de las empresas para impulsar su competitividad, aportándoles las soluciones tecnológicas más innovadoras. Estas soluciones comprenden campos tan diversos como la alimentación, cosmética, química o packaging. 

Nuestra oferta tecnológica responde a algunos de los principales retos a los que tenemos que hacer frente como sociedad en los próximos años: ¿cómo vamos a alimentar a los 10.000 millones de personas que habitarán el planeta en 2050? o ¿con qué herramientas contamos para hacer frente a los desafíos que supone la seguridad y la calidad alimentaria en un mundo global y con unos recursos limitados? También trabajamos para desarrollar productos que mejoren la salud y el bienestar de una población cada vez más longeva o para aportar soluciones de transformación digital que hagan a las empresas más eficientes y competitivas.

Todo ello, en un contexto marcado por los efectos del cambio climático y también los cambios geopolíticos, que nos obligan a asumir la ineludible transición verde desde modelos de producción lineales, a otros basados en una economía circular de aprovechamiento y valorización de recursos.

Pero, sobre todo, somos una organización con 240 personas con alta cualificación, talento y compromiso, que cada año trabajan de la mano de 1.500 empresas clientes, llevando a cabo unos 260 proyectos de I+D+i, gracias un equipamiento e infraestructura a la vanguardia de la tecnología. 

¿Cuáles son los principales objetivos como Centro Tecnológico?

Como he mencionado, nuestro principal objetivo es trabajar para aportar soluciones de innovación con rigor tecnológico que impulsen la competitividad de las empresas y contribuyan a generar una sociedad más saludable, segura y sostenible. 

Y esto lo hacemos mediante el desarrollo de líneas de trabajo alineadas con los ODS, para lograr productos y procesos más eficientes y sostenibles.

En definitiva, en AINIA aspiramos no sólo a ser una organización de profesionales cualificados en temas de innovación y tecnología y comprometidos con la innovación empresarial, sino también con el cuidado de nuestro entorno y con el conjunto de la sociedad.

¿Qué balance hace de los últimos tiempos del sector donde desarrollan su actividad?

El sector agroalimentario es un sector clave y esencial de la economía española. Su solvencia quedó demostrada durante la pandemia y también ahora, en plena crisis Ucrania-Rusia, manteniendo en todo momento el abastecimiento y garantizando la calidad y la seguridad de los alimentos que consumimos.

Todo ello, en medio de un proceso de transformación de la cadena alimentaria en busca de productos más saludables y sostenibles que den respuesta a la demanda de los consumidores actuales -exigentes, conectados, deseosos de alimentos cada vez más personalizados…-, a las necesidades de una población mundial en crecimiento, así como a las exigencias de mayor sostenibilidad que el planeta nos impone.

Los sistemas agroalimentarios se enfrentan al enorme desafío de buscar soluciones sostenibles que integren el conjunto de retos que se plantean, que son muchos y de muy diversa índole: desde la superpoblación, el hambre, la obesidad, las necesidades de los nuevos segmentos de consumidores (intolerantes, alérgicos, tercera edad, deportistas, veganos, vegetarianos, flexitarianos…) o el desperdicio de alimentos, por citar sólo algunos. Desde AINIA estamos convencidos de que la respuesta a todos estos retos llegará de la mano de la ciencia, el conocimiento y la tecnología.

¿Y qué futuro le augura?

Es un sector estratégico y esencial, lleno de retos y, por tanto, de oportunidades. 

De cara al futuro debemos seguir avanzando en sostenibilidad, eficiencia, personalización y digitalización; claves para una industria alimentaria inteligente y adaptada a los nuevos segmentos de consumidores, más preocupados por el efecto de la alimentación en su salud y, también, por el impacto de sus decisiones de compra sobre el medioambiente y el planeta. 

También se espera una fuerte presión sobre la demanda de productos agrícolas, con una previsión de incremento de hasta el 70% en 2050, una verdadera oportunidad para el total despliegue de las tecnologías digitales o de la biotecnología en el campo.

Estoy convencida de que hay grandes oportunidades para un sector que siempre ha demostrado una enorme capacidad de adaptación y resiliencia.

¿Considera que se valora o se conoce poco la labor que se lleva a cabo desde los diferentes centros e institutos?

En mi opinión, todavía tenemos trabajo por hacer: en ocasiones, la figura de los Centros Tecnológicos queda desdibujada entre el conjunto de agentes del Sistema Nacional de Ciencia-Tecnología-Empresa. 

Debemos seguir esforzándonos, tanto a nivel individual como colectivamente a través de entidades como Fedit, por dar a conocer aún más el enorme impacto que nuestra actividad tiene en las empresas con las que colaboramos, que son nuestra razón de ser. 

¿Qué hace falta para mejorar la innovación y la investigación en España y su visibilidad social?

Es preciso incrementar y dar estabilidad en el tiempo a los presupuestos públicos destinados a la I+D+i. 

Para ello, por un lado, hay que seguir apostando por dotar a las empresas de mejores herramientas para el fomento de la innovación. También se debe apoyar especialmente a aquellos agentes que, como los CCTT, tienen una mayor capacidad de promover inversión privada en I+D+i, la gran asignatura pendiente del país en esta materia.

Es necesario, además, que las ayudas para la I+D+i estén bien adaptadas al conjunto de los agentes del sistema. En este sentido, el papel de Fedit como interlocutor ante la Administración General del Estado es fundamental para poner en valor el impacto de nuestra actividad en la innovación empresarial y conseguir que los instrumentos de apoyo se adapten a nuestra realidad.

¿Qué supone Fedit para estos objetivos?

Fedit nos aporta visibilidad y es el representante fundamental de nuestros intereses y de la labor que desarrollamos los centros tecnológicos españoles ante las instituciones públicas y privadas de referencia en el panorama nacional de I+D+i. 

¿Pasa irremediablemente el desarrollo tecnológico y la innovación por áreas como la Inteligencia Artificial, Big Data o Realidad Virtual o cree que hay nuevas tecnologías que se presentan como oportunidades para los Centros Tecnológicos?

Desde luego que todos esos ámbitos son clave en el desarrollo futuro de cualquier sector económico y, de hecho, se están implantando en el conjunto de sectores productivos.

Pero, además de estos campos, hay otros como el ámbito de la nano o la biotecnología, por citar sólo dos, que están revolucionando numerosos sectores y, por tanto, son una fuente de oportunidades para las empresas y para los CCTT. 

¿Cuáles son los principales retos de los Centros Tecnológicos para evolucionar?

Debemos estar más cerca de la sociedad y las empresas.

Por un lado, conseguir que la sociedad sea sensible al impacto positivo que la inversión en I+D+i tiene para garantizar el futuro de nuestro estado del bienestar y que, además, reconozca a los CCTT como un agente esencial del sistema.

Y, por supuesto, debemos llegar a más empresas para seguir generando un impacto positivo en la economía productiva.

En clave interna, también hay muchos retos que gestionar, tanto en la estrategia y excelencia tecnológica como en el ámbito de la gestión del talento, en la protección, gestión y valorización del conocimiento propio, en la transformación digital de la organización…

¿Cree que los ODS están suficientemente integrados en las convocatorias de innovación en España?

Los ODS son cada vez más conocidos por el conjunto de la sociedad lo que, a su vez, favorece que, en el ámbito empresarial, estén cada vez más interiorizados por las organizaciones. 

Por su parte, también las AAPP están considerando los ODS en sus actuaciones, tanto a nivel de los Presupuestos Generales del Estado como en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, donde vemos que hay un mayor alineamiento de ayudas y presupuestos con los 17 ODS.

¿En qué situación se encuentra España en comparación con otros países en I+D+i?

Cada año las estadísticas nos demuestran que estamos alejados de los países del entorno de la OCDE en lo que se refiere a inversión en I+D+i, tanto pública como privada, respecto al PIB. 

Según el último EIS (European Innovation Scoreboard) de la CE, ocupamos el puesto 16 de los 27, manteniéndonos como país “innovador moderado”, pero alejándonos progresivamente de la media de los países de esta categoría en cuanto a tasas de innovación. 

La tendencia no es buena, por lo que se hace imprescindible una mayor inversión pública y privada, instrumentos mejor adaptados y una mayor colaboración entre el conjunto de agentes del sistema.

¿Algún proyecto a corto plazo que pueda adelantarnos?

La verdad es que se hace muy complicado elegir un proyecto porque cada año llevamos a cabo unos 260 proyectos de I+D+i, algunos de investigación propia y, la mayoría, de la mano de nuestros clientes y socios.

Ahora mismo estamos especialmente ilusionados con la ampliación de nuestra sede. Un proyecto de construcción de 3.400 metros cuadrados adicionales que aportará nuevas plantas pilotos y espacios para la investigación en los cinco retos que abordamos desde AINIA: la alimentación del futuro, la calidad y seguridad alimentaria, la salud y el bienestar, la transición verde y la sostenibilidad y la transformación digital. 

Con ello, redoblamos nuestra apuesta por la I+D, dotándonos de nuevos espacios y equipos para la investigación que nos permitan seguir contando con la confianza de las empresas en su abordaje de los retos tecnológicos y de futuro.

 

#FeditTest o el lado más humano de la I+D+i

 Playa o montaña: ambas

Comida (casera) favorita: El bacalao a la vizcaína de mi padre

Un libro: ‘Ensayo sobre la ceguera’, de Saramago

Una canción (para bailar): ‘Jerusalema’

Un color: Azul eléctrico

Un cuadro: Del impresionismo, cualquiera. Tengo cariño al ‘Puente japonés’ de Monet, porque de adolescente lo llevaba en una camiseta…

Una ciudad para perderse: París

Nombre de tu mascota: Bimbo

Viaje (pendiente): Tanzania con mis hijos

Un sueño por cumplir: Ir al concierto de Año Nuevo en Viena

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