En términos generales cuando nos referimos al aparato locomotor aludimos a las estructuras anatómicas que se especializan en el soporte, protección y movilización de nuestro organismo, es decir, en los huesos, los ligamentos, los músculos y las articulaciones. Cuando los médicos nos referimos a las alteraciones del aparato locomotor lo hacemos desde la perspectiva de lo que conocemos como trastornos músculo esquelético y encuentran entre las consultas médicas más frecuentes. A grandes rasgos los trastornos del aparato locomotor pueden clasificarse en traumáticos (golpes, caídas etc.) o no traumáticos.
Cuando el médico se aproxima a un paciente con dolores músculo esquelético establece unas prioridades diagnósticas que podemos resumir en 4 apartados:
1. Establecer si el problema es articular o no es su origen
2. Caracterizar los síntomas del paciente como inflamatorios o no inflamatorios o traumáticos
3. Calificar el proceso como agudo o crónico en función de la duración de los síntomas
4. Determinar la extensión del proceso como local o sistémico (afecta a todo el organismo)
En la gran mayoría de los tratamientos de los problemas músculo esquelético el tratamiento suele siempre concluir en un periodo caracterizado por la recuperación a través de la rehabilitación de la función alterada. Es la llamada Rehabilitación, una especialidad médica esencial en la recuperación de los pacientes con patologías traumáticas o no
Con independencia de la actitud que debemos tener frente al diagnóstico de los problemas musculoesqueléticos unos cuantos consejos prácticos serán de utilidad para mantener en forma nuestras estructuras de sostén.
Consejos básicos para mantener en forma el aparato locomotor
1. Evite el sedentarismo de forma sistemática. Lleve una vida lo más activa posible. Si su trabajo es sedentario, márquese objetivos de actividad física ajustada a su estado y edad. Si puede hacerlo todos los días mejor.
2. Cuando realice actividades físicas tanto laborales como deportivas o de recreo de cierta intensidad caliente bien su musculatura previamente para que sus estructuras musculoesqueléticas estén preparadas para la actividad. Si realiza actividades de cierto riesgo proteja bien sus articulaciones.
3. Evite la obesidad. La sobrecarga de su organismo por el sobrepeso es uno de los principales factores de riesgo para sus músculos y articulaciones. Es muy importante estar en el peso ideal.
4. Aliméntese bien. Esto significa seguir una dieta que le permita mantenerse en su peso ideal aportando los nutrieres necesarios. Una vez más los cereales (si son integrales mejor) las frutas y verduras junto al pescado azul son los bastiones alimentarios de la dieta mediterránea unidos al aceite de oliva como grasa de elección.
5. El Calcio es un elemento esencial para el mantenimiento de la masa ósea, por ello es preciso ingerir diariamente alimentos que lo contengan. Los lácteos son de elección en este caso. También son recomendables las hortalizas de hoja verde y los frutos secos
6. Descanse el tiempo suficiente como para sentirse recuperado pero no se exceda en la cama. El máximo diario en la cama debería ser de 8 horas. La excepción se plantea cuando haya que guardar cama por prescripción médica. Dormir adecuadamente es fundamental para recuperar el vigor muscular y para relajar las estructuras ligamentosas y articulares.
7. Beba líquidos, especialmente agua, aunque los zumos de frutas son altamente recomendables. Al beber en abundancia mantendrá la musculatura y el resto del cuerpo bien hidratado.
8. Elija una cama que no sea muy blanda ni muy dura y procure que las sillas en las que se sienta sean lo más anatómicas posibles. Si esta sentado durante mucho tiempo levántese cada media hora y camine unos minutos. Trate de mantener hábitos posturales correctos
9. Incorpore a su vida cotidiana ejercicios de relajación o técnicas alternativas como el yoga. La influencia de la actitud mental sobre la salud de todo el organismo justifica la práctica habitual de estas actividades y favorecen el buen funcionamiento y movilidad del aparato locomotor.
10. Si aparece dolor en cualquier articulación debida a caídas o golpes, además de analgésicos de libre dispensación (paracetamol, ibuprofeno o aspirina) se puede emplear la técnica de aplicación de frío y calor. Primero, tras el golpe o caída se aplica frío con hielo o compresas, después cuando la fase aguda remite en uno o dos días puede aplicarse calor. En los problemas crónicos y si no hay inflamación aguda el calor en forma de baños o compresas alivia de forma eficaz.
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Fdo. Dr. Iñaki Ferrando, Medical Marketing and Communication Manager de Sanitas
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