Por: Iñigo Segura
Quiero, como Diego, compartir con vosotros una experiencia de mi reciente visita a USA. En este caso se trata de una experiencia cruzando el rio (Charles), es decir, en Boston. Soy ingeniero industrial (quede claro). Con el afán de saber y gracias al genial Diego conseguimos que nos recibieran en la Universidad de Boston (www.bu.edu), nada menos que en su laboratorio de fotónica (www.bu.edu/photonics/). Fuimos para saber qué es eso de los ERC (Engineering Research Centers) que gentilmente financia durante 10 años la National Science Foundation americana (http://smartlighting.bu.edu/). Recibimos una breve explicación sobre cómo está montado el tinglado. La idea consiste en acordar una agenda de investigación con unos cuantos departamentos de otras tantas universidades americanas y unas cuantas empresas que deben mostrar interés en la investigación que vas a hacer. Debes fijar objetivos a 10 años pero con una clara definición de hitos anuales que debes cumplir. Finalmente debes asegurar que tras los 10 años serás capaz de autofinanciarte mediante la propiedad intelectual o negocio que hayas sido capaz de generar. Nada especialmente original teniendo en cuenta la cantidad de tinglados de esos que somos capaces de montar en Europa…aunque quizás no con plazos tan extendidos como los 10 años.
Lo que me resultó original y muy revelador fue lo que nos explicaron sobre su actividad concreta, el proyecto en el que estaban trabajando. Nos mostraron una tarjeta de unos 10 cm x 10cm muy poco poblada (la optimización del “packaging” vendría luego ) con componentes de montaje superficial (SMDs) entre los que llamaban la atención unos pequeños dados en disposición circular. Se trataba de unos LEDs. Nos explicaron que pretendían emplear la luz emitida por los LEDs para enviar información mediante una modulación de su corriente (y por tanto de su luz) que podía llegar hasta los MHz desde algo más de los 50Hz para evitar que el ojo humano percibiera la modulación. Es decir, que lo que pretenden es darle a las bombillas una nueva utilidad además de la de alumbrar: la de trasmitir información. La mayor parte del tiempo se la pasaron explicando las múltiples aplicaciones posibles de la tecnología (p. ej. domótica, señalización, wireless internet,…). Se les veía realmente motivados por el mundo de aplicaciones que pretendían cubrir. Sorprendido por las explicaciones (y teniendo en cuenta que estaba en un departamento de una Universidad americana, ni más ni menos, hablando con investigadores que trabajaban en un programa a 10 años seleccionados por el National Science Foundation) se me ocurrió preguntarles dónde se encontraba realmente el salto tecnológico que permitía desarrollar esas aplicaciones. Ingenuamente sugerí que posiblemente fuera el material con el que se habían fabricado los LEDs o quizás el driver de modulación de la corriente del LED. Cuál fue mi sorpresa cuando me responden: “NO, NO, NO, si los LEDs los puedes comprar en la tienda de la esquina y la tarjeta que tienes en tus manos no vale más de 30 dólares !!” Callé la boca y pensé que si no era el material del LED tenía que ser alguna forma ingeniosa de modular su corriente (que según explicaron podía llegar a los 7 Amp). Mientras pensaba me di la vuelta y observé en su “white board” el dibujo de un simple espejo de corriente similar o incluso más rudimentario a muchos de los que yo había empleado para monitorizar corrientes en lazos de control de convertidores DC/DC. Salí de la visita dándome cuenta de lo equivocados que estamos en Europa (o al menos en España) cuando hablamos de investigación…
Por cierto, resultó reveladora una frase que aunque mencionada de pasada me explicó muchas cosas: “En los proyectos nos vemos obligados a involucrar a estudiantes de la Universidad, es una de las pocas condiciones impuestas por la National Science Foundation…”
Le dejo a Diego, si tiene tiempo, explicaros la maravillosa reunión que mantuvimos con Barry Bozeman en la Universidad de Georgia (Athens) tras sufrir un diluvio mientras conducíamos a media noche por las carreteras del Estado sureño…
Excursiones sabáticas… “it’s a must”