Javier Oñate, Director del CTCR: “nuestra estrategia es adaptar nuestra innovación a las pymes”

Javier Oñate es Director-Gerente del CTCR desde 2007, puesto desde el cual ha conseguido importantes hitos tanto para la propia entidad como para el sector en general: como la creación de la AEI del calzado de La Rioja o la Medalla de Oro de la Comunidad Autónoma de la Rioja 2014, entre otros. Es miembro de diferentes Juntas Directivas como la de la Federación de Industrias del Calzado Español (FICE) o miembro activo del Consejo Riojano de I+D y, entre otros de la Federación de Centros Tecnológicos Españoles (FEDIT).

Por toda su trayectoria ha sido nombrado “Experto en desarrollo de clústeres de innovación en sectores tradicionales”, por la Fundación Cotec para la Innovación, en el ámbito del proyecto los #100deCotec. Se trata de una red de expertos cuidadosamente seleccionada y formada por nombres propios procedentes de múltiples campos del conocimiento, preparados para analizar los grandes retos sociales, económicos y tecnológicos que afronta la innovación del país. En definitiva, el desempeño de Javier Oñate por y para el sector, ha motivado el liderazgo de una industria pionera en términos de tecnología e innovación, internacionalización o eficiencia, entre otros aspectos.

1º ¿Puede ofrecernos una descripción de la labor de este Centro Tecnológico y qué representa?

En el CTCR tenemos muy clara nuestra misión y, por ende, nuestra labor: generar valor añadido a través de la investigación, el desarrollo y la innovación y, en consecuencia, incrementar la competitividad de las empresas a nivel nacional e internacional.

Concretamente, nuestra razón de ser es el desarrollo de proyectos en base a tres áreas de investigación: Nanotecnología y Nuevos Materiales, Medio Ambiente y Biotecnología, así como Industria 4.0 en la que incluimos todo lo referente a las TIC´s, Electrónica y Automática y Mecánica y Prototipado. Para nosotros, cada una de estas áreas destaca de una manera u otra por sus resultados, implicando, entre otros, la reducción de costes para la empresa, la mejora de su productividad, la personalización de sus productos, la adecuación al ámbito ambiental y/o tecnológico, y, en definitiva, si por algo destacan es por permitir la diferenciación de cada empresa a la que dirigimos nuestros proyectos y servicios.

Aparte de ello, nuestras capacidades también van enfocadas a orientar al cliente en lo que a moda o pronósticos de tendencias se refiere, internacionalización y búsqueda de mercados emergentes para la exportación, la adecuación al ámbito digital y la adaptación a la revolución industrial 4.0, la certificación para la garantía de la calidad de sus productos o la reconversión de sus compañías hacia el ámbito de la responsabilidad social corporativa y medioambiental.

En líneas generales, ofrecemos servicios tecnológicos a las empresas del sector calzado y cada vez más a otros sectores industriales: el mercado nos demanda mayor diversificación de nuestras soluciones, y eso es en lo que ahora estamos involucrados, sin dejar de lado, por supuesto, nuestra especialización, la industria zapatera.

Por tanto, trabajando en ello llevamos 10 años, toda una década de experiencia gestionando proyectos de futuro. Hoy, podemos afirmar ya que somos un ente europeizado, que ha dado un paso de gigante y que tras unos años de transición está aplicando con éxito un nuevo modelo de hacer innovación, más ambicioso si cabe.

 

2º Cuál ha sido la evolución de su organización en los últimos años y cómo cree que es su futuro?

El cambio ha sido significativo en todos los aspectos, tanto en lo relativo a los recursos humanos, como en las infraestructuras, pero, por supuesto, en la propia actividad en sí. Todo va relacionado, debido a nuestro crecimiento por la ampliación de nuestra cartera de proyectos, hemos tenido que crecer en personal, así como por consecuencia de la evolución de las empresas y el mercado hemos tenido que renovar nuestras líneas de investigación. En definitiva, nos hemos reorganizado interna y externamente, lo que nos ha permitido crear un nuevo organigrama, adaptado a los tiempos y a las exigencias del mercado.

Y es que, si bien nuestra andadura comienza con 5 personas, un presupuesto que no alcanzaba el medio millón de euros, unos recursos técnicos limitados y una cartera de clientes muy reducida, hoy podemos presumir de contar con una plantilla multidisciplinar de unas 30 personas, manejar un presupuesto que sobrepasa los dos millones de euros, tener en cartera más de 110 empresas socias y, sobre todo, haber gestionado más de 170 proyectos de diferente índole.

En cuanto al futuro del CTCR, sinceramente, lo veo más estable si cabe. Hemos pasado “lo peor” o, mejor dicho, hemos superado con éxito el contexto de incertidumbre vivido mundialmente. No se nos olvide que nacemos y crecemos en plena crisis mundial.  El propio sector es el que nos ha enseñado a transformar las dificultades en oportunidades y así, nuestros esfuerzos se han centrado en analizar, mejorar y optimizar. Nuestras empresas nos han transmitido la fortaleza de un sector innovador, con alto potencial de adaptación a la situación, capaz de apostar por la tecnología, mejorar la situación generando valor, y, sobre todo, con todas las ganas de diferenciarse y alcanzar la competitividad tan ansiada.

Y mientras ellos sigan con esta conciencia, nuestro papel no dejará de cobrar sentido. Creemos en un CTCR con futuro, con la mirada en la innovación, avanzando en pro de la excelencia tecnológica, la proyección nacional e internacional y el aporte de valor en la transferencia de nuestro conocimiento, todo ello basado en una gestión eficaz. Ese es nuestro devenir.

 

3º.- La Investigación Aplicada y la Innovación son palabras clave a la hora de definir el cometido de los Centros Tecnológicos… Desde el CTCR ¿cómo conciencian a las empresas con las que trabajan sobre la necesidad de innovar?

Ahí radica uno de nuestros cometidos: el de la “sensibilización” acerca de la importancia de invertir en innovación. Ese es el gran reto pendiente, conseguir, una visión más abierta y colaborativa, que les permita comprender que para potenciar su excelencia, deben seguir en la senda de la diferenciación. Esta es la visión que el CTCR transmite: si buscas despuntar respecto al colectivo debes incorporar valor, ya sea a través de la implementación de la I+D+i en producto o proceso o a través de acciones que engrandezcan tu internacionalización.

Al respecto, he de decir que nuestra labor de concienciación, irá cambiando con el paso de los próximos años: creemos que será necesario cambiar radicalmente la propuesta de valor que los Centros Tecnológicos debemos ofertar a nuestras empresas. Nuestro Know-how debe estar alineado a sus necesidades, debemos evolucionar, principalmente porque, en el entorno actual, nuestros clientes se enfrentan a ciclos cada vez más cortos en lo que se refiere al desarrollo de nuevos productos y a la supervivencia de los mismos en el mercado. La innovación en productos o servicios no es una opción sino una necesidad determinante y la presión se traslada a todos los elementos de la cadena, entre ellos a los proveedores de tecnología, nosotros.

El desafío que cualquiera de nuestras empresas se plantea es el de invertir correctamente en innovaciones que lleven implícita una alta probabilidad de ser desarrolladas técnicamente, producidas o servidas en condiciones competitivas y aceptadas por sus clientes finales. Estos tres aspectos constituyen los pilares clave a la hora de introducir nuevos productos en el mercado. Como consecuencia de este hecho, también es preciso que desde los Centros Tecnológicos hagamos más hincapié en la parte de investigación aplicada, concentrando nuestro esfuerzo en realizar propuestas mucho más cercanas a la entrada del producto en el mercado.

 

4º.- ¿Cuál es el valor diferencial de su organización?

Estamos en un territorio proclive de pymes familiares. Nuestra estrategia se adapta a ellas. Tenemos, por tanto, la obligación de liderar una táctica equilibrada para acelerar el crecimiento e internacionalización de las empresas de alto potencial, y a su vez, generar los recursos necesarios para que las que no alcanzan ese potencial, sean capaces de mantener un crecimiento sostenido y controlado. Eso es lo que nos diferencia: nuestra capacidad para facilitar la incorporación de la innovación como parte del plan estratégico y la estructura organizacional de cualquier compañía, sea del tamaño que sea, acercándonos más si cabe a los de menores recursos. Así pues, uno de nuestros méritos en este ámbito ha sido el desarrollo de las pymes del sector calzado, un centenar aproximadamente, considerando que todo proceso innovador aporta ventajas competitivas y funcionales, garantes de su evolución a futuro.

De todo ello, me gustaría señalar también que el impulso de la innovación debe venir desde arriba, es una cuestión de actitud de los altos cargos de una empresa y de saber asimilar que hay que arriesgarse a innovar para ganar.  Nuestro cometido no tendrá éxito si detrás no hay una mínima creencia en la innovación. Para ello nos involucramos en comunicar que innovar no siempre supone una gran inversión, que es como en muchos casos se suele plantear. Hay modelos de financiación muy efectivos y que por nuestra experiencia pueden ser aprovechados por aquellos que se lo plantean como algo costoso e inaccesible. Creemos en el miedo al fracaso, al error, pero sobre todo defendemos que la innovación no es una moda pasajera que formó parte de nuestro pasado, sino que está más viva que nunca en el presente y es, por supuesto, el futuro de cualquier negocio.

Para concluir, creo que también debemos destacar la proximidad a las empresas como el baluarte que nos hace continuar en esta actividad, tan llena de experiencias enriquecedoras.

 

5º.- ¿Qué actividad desempeña el CTCR en el extranjero? ¿Utilizan fondos públicos para apoyar sus tareas de internacionalización?

Las relaciones internacionales presentan gran importancia en el desarrollo comercial, político, cultural y estratégico de cualquier organismo; en el caso del CTCR resulta primordial para lograr aumentar su competitividad en el mercado. Y como imagen y responsabilidad de todo ello estoy también yo, en coordinación con el personal del departamento creado para tal fin. Y es que, es sumamente necesario actuar para adquirir nuevos enfoques en la estrategia de diferenciación internacional de las empresas, gracias al networking y la transferencia de tecnología y de conocimiento, aspecto que confirmo de manera clara en las múltiples misiones comerciales en las que he participado con destino a Europa, Latinoamérica y Asia. En ese sentido, se han suscrito numerosos convenios con entidades y organizaciones intentando engrandecer el elenco de actividades que ponemos a disposición del sector calzado en particular y de la industria en general.

En los últimos años, más si cabe, el CTCR ha iniciado la expansión internacional del organismo a nivel europeo gracias a la participación en proyectos pertenecientes al 7º programa marco. La ardua labor realizada se ve recompensada con la financiación del proyecto COLLECTIVE en 2010, del proyecto LINKED 2 MEDIA en 2011 o del Life-ECOTEX, el pasado 2016, entre otras.

Asimismo, y de manera paralela al afianzamiento de las relaciones comerciales que nos permiten la consecución de proyectos internacionales, el CTCR se involucra también en el asesoramiento a las empresas socias facilitándoles el acceso a mercados emergentes. En este ámbito recurrimos a la Federación nacional, Fice, cuyo nivel de especialización sectorial permite destacar la puesta en marcha, año a año, de un ambicioso Plan de Comercio Exterior que se adecúa perfectamente a las necesidades que demandan las firmas exportadoras. También nos apoyamos en el ICEX, como principal soporte estatal en comercio exterior, que actúa de la mano de la patronal zapatera. Y, por supuesto, en la Agencia de Desarrollo Económico de La Rioja, ADER, cuyo programa de promoción exterior cubre aspectos tan variados como la presencia en ferias, asesoramiento de mercados, diseño de catálogos y fichas de producto, formación de profesionales en comercio exterior…

En este sentido, la internacionalización cobra especial relevancia y sin duda nuestras empresas deben interiorizar que la presencia en el exterior y, en concreto, la exportación debe realizarse con regularidad y no estar sujeta a movimientos coyunturales en el mercado interior.

Considero que este posicionamiento está perfectamente asentado en el sector calzado riojano, y la evolución creciente de las exportaciones en los últimos años, alcanzando reiteradamente máximos históricos también para este sector, así lo confirma. Durante todo el año 2016, La Rioja exportó por valor de 193,8 millones de euros, suponiendo un incremento del 2,18% respecto a 2015. No obstante, todavía existe un recorrido importante en términos de volúmenes medios de exportación para muchas empresas y en la apertura hacia otros mercados diferentes de la Unión Europea.

Hacer más eficientes los esfuerzos individuales por crecer en los mercados internacionales sugiere crear e intensificar los proyectos de alianzas y colaboración entre empresas, y, hacia ahí, estamos orientando los apoyos del CTCR en colaboración con los citados organismos. Para centros tan jóvenes como el nuestro, el realizar acciones de internacionalización supone una actividad imprescindible, que, por supuesto, tienen que estar enmarcadas dentro de la financiación pública que las diferentes administraciones ofrecen.

 

6º.- ¿Cómo valora la política de ciencia y tecnología en nuestro país y qué considera que debería desarrollarse para mejorar los indicadores de I+D empresarial? ¿Y la política regional a la que tienen acceso desde CTCR?

Empezando por lo más “delicado” de nuestro sistema de I+D+i, me atreveré a afirmar que la escasa inversión pública en materia de I+D+i es algo latente que a futuro echaremos en falta. No tenemos estrategia como país, y eso deriva, en que las partidas presupuestarias sean insuficientes para el desarrollo de la actividad investigadora o innovadora. Como consecuencia, no hay continuidad y eso repercute seriamente en el engrandecimiento del país y sus empresas, que ven mermadas sus aspiraciones al acceso de fondos públicos para generar valor y competir con las industrias de terceros países donde la dotación económica es muy superior.

Creo firmemente que los responsables de la gestión de fondos públicos, debieran estar al lado de las empresas y de los organismos intermedios, que como Fedit, persiguen un política equitativa, racional y sobre todo generadora de valor. Es inconcebible que cada uno actúe por su lado: debemos coordinarnos, escucharnos, y sobre todo ponernos de acuerdo en proponer un sistema público de ayudas a la I+D+i que sea capaz de ayudar a quien realmente lucha por ello, nuestras empresas.

En el caso de la relación del CTCR con su homónimo gubernamental financiero, ADER, cabe resaltar los recursos y ayudas que pone a disposición de las empresas del sector calzado, pero también los múltiples programas dirigidos a estimular la competitividad. Y es que, estamos frente al sector más dinámico en cuanto al aprovechamiento de las líneas de I+D se refiere. Según palabras de su Gerente, Javier Ureña, en los últimos 5 años han aprobado 511 proyectos de empresas de la industria del calzado, con unas subvenciones superiores a los 16 millones de euros, para incentivar unas inversiones superiores a los 62 millones de euros. Esto representa algo más del 11% del total de las subvenciones aprobadas por ADER en este periodo.

Así, la perspectiva que tenemos nos permite concluir que, en efecto, nuestro tejido empresarial tiene una gran presencia en el gasto en I+D+i regional, y contribuye, sin duda, a que La Rioja ocupe el primer puesto en cuanto a porcentaje de empresas innovadoras.   No por ello debemos caer en la autocomplacencia, sino que debemos reivindicar que la industria riojana y en general española, necesita recursos para poder desarrollarse y diferenciarse de la voraz competencia mundial.

 

7º.- ¿Cuál es su opinión sobre la labor que desarrolla la Federación Española de Centros Tecnológicos?

Fedit representa nuestros intereses, impulsa la cooperación entre los miembros que formamos parte de la Federación y, además, nos proporciona instrumentos para nuestro desarrollo e internacionalización. Simplemente, haciendo referencia a su misión, llevada a la práctica y demostrada en la realidad desde 1996, ya estamos describiendo perfectamente la importancia de su labor. Y si, además, añadimos su esfuerzo constante por reforzar nuestra visibilidad, nuestro conocimiento y capacidad competitiva, nos encontramos con el principal agente de I+D+i privado del país que defiende con esmero los intereses de la empresa y del ente investigador, a la par.

Y es que, su eficiencia como portavoz común de todos los centros tecnológicos, ha quedado sobradamente demostrada puesto que, en primer lugar, nos ha dado mayor posicionamiento y relevancia en el sistema. Además, actúa como nexo de unión permitiendo acercarnos a nuestros aliados, por ejemplo, empresas de otros sectores que realizan investigación y cuya actividad puede resultar muy provechosa para nosotros. Y, como añadido, se ha convertido en nuestro maestro en políticas de innovación nacional o incluso nuestro compañero en el acceso a otros mercados a nivel internacional.

Ligando la respuesta con la anterior, creo que el sistema público de I+D+i lo debiera reconocer como único y legítimo interlocutor válido a la hora de diseñar las políticas públicas de fondos a la I+D+i, incluso yendo más allí, para definir esa ansiada estrategia nacional de I+D+i, donde Fedit debiera llevar la voz cantante.

 

8º.- ¿En qué medida recomendaría a otros Centros asociarse a la Federación y por qué?

Incidiendo y realzando lo anterior, el valor que aporta a los socios es indiscutible. Fedit ofrece oportunidades por igual a entes especializados y multisectoriales, sin menospreciar tampoco sus capacidades, ya sean más pequeños en cuanto a dimensión estructural o por el contrario grandes potencias. En la Federación, cualquier Centro se puede enriquecer de las acciones organizadas y la información ofrecida, siempre que su objetivo sea el de la mejora competitiva y la contribución al desarrollo económico del entorno, a través de la innovación. Así pues, animo a todo aquel que siga estas líneas a que pregunte, se informe y asesore de todas las ventajas y beneficios que obtendrá tras su adhesión a la Federación de Centros Tecnológicos, Fedit.

Dicho esto, y aunque en los tiempos en los que vivimos esté mal decirlo, creo que la pertenencia a Fedit debiera ser obligada por ley, para todos y cada uno de los centros que forman parte del sistema español de I+D+i, ya que hoy por hoy, es el único organismo que representa nuestros intereses y que se erige como único y válido interlocutor ante la administración, ante quién nos defiende.

 

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