15 de Diciembre de 2015.-
A través del proyecto CLIMA, financiado por el IVACE a través de los Fondos FEDER de Desarrollo Regional, el ITC continúa impulsando el avance de las empresas cerámicas hacia una economía baja en carbono.
El proyecto CLIMA, que el Instituto de Tecnología Cerámica (ITC) comenzó a desarrollar en enero de 2014, tiene prevista su finalización este mes de diciembre, y pretende, según fuentes del ITC: “realizar una revisión crítica de los procesos productivos actuales para identificar los cambios tecnológicos necesarios que faciliten la adaptación de la industria a los nuevos retos establecidos en materia de emisiones de CO2”. “La fabricación de productos cerámicos”-dicen las mismas fuentes-”es un proceso intensivo en consumo de energía, principalmente energía térmica, que se obtiene, mayoritariamente de la combustión de gas natural. Este tipo de combustión, de origen fósil, libera a la atmósfera dióxido de carbono, gas de efecto invernadero cuya emisión está sujeta a regulaciones legales. Actualmente el sector cerámico está afectado por la normativa comunitaria de comercio de emisiones (Directiva 2009/29/CE) y los objetivos establecidos para la reducción de emisiones son cada vez más ambiciosos: en particular, la hoja de ruta marcada por parte de la Comisión Europea enfocada hacia una economía baja en carbono (COM(2011)112 final) indica un objetivo de reducción de emisiones para el año 2050, respecto a las de 1990, superior al 80% en los sectores industriales con gran consumo de energía, entre ellos, el sector cerámico.
Es por eso que en el marco del proyecto CLIMA el instituto ha abordado el análisis de las etapas del proceso productivo con mayor consumo de gas natural. Concretamente, explican desde el ITC: “la etapa de cocción es responsable aproximadamente del 60% de las emisiones de CO2 directas del proceso productivo. Sin embargo, los sistemas de control de la combustión se basan exclusivamente en el control de la temperatura del horno, y no en parámetros propios de la combustión, es decir, en cómo se produce la combustión en los quemadores instalados en los hornos, siendo especialmente importante la relación aire/combustible, debido a que un horno cerámico suele tener más de 100 quemadores.”
Así, el proyecto CLIMA ha desarrollado un estudio detallado del proceso de combustión, a fin de aumentar el control de la etapa de cocción y de este modo optimizar el consumo energético de los hornos. Los procesos de secado consumen, en general, el 40% restante de la energía térmica del proceso productivo.
Finalmente, CLIMA también ha analizado y planteado las posibilidades de abordar cambios tecnológicos y de diseño para reducir las emisiones de CO2 e incrementar la eficiencia energética y material en todas y cada una de las etapas del ciclo de vida de las baldosas cerámicas con el fin de cumplir los requerimientos de una economía hipocarbónica. Para ello se ha realizado un estudio de prospección aplicando la metodología de los Análisis de Ciclo de Vida donde se plantean varios escenarios en los que se incorporan tecnologías novedosas que produzcan menos emisiones de gases de efecto invernadero sin que éstas puedan suponer cambios efectos negativos en otras etapas del ciclo de vida o en otros impactos ambientales.
En concreto, se han analizado más de 30 escenarios tecnológicos que surgen de la implementación simultánea de varias alternativas tecnológicas. La principal conclusión de los análisis realizados es que, para cumplir los requerimientos definidos por la Comisión Europea, los fabricantes deberán enfrentarse a importantes retos, disminuyendo la dependencia de combustibles fósiles mediante la electrificación, a partir de fuentes renovables, de hornos y secaderos, implementando medidas de eficiencia energética y considerando medidas de diseño ecológico eficaces.