Esta clase de siniestros, en los que la estructura del vehículo es la única que puede absorber una parte de la enorme cantidad de energía cinética que acumula, suele tener como resultado la muerte de sus ocupantes. Solo en España y a lo largo de 2012, unas 444 personas fallecieron en esta clase de accidentes. Por unos 500 euros de media en cada instalación, el Crossafe desarrollado por Cidro es capaz de conservar la trayectoria del vehículo lo suficiente como para que no quede empotrado contra estas estructuras. Además de salvar la vida de los ocupantes de turismos, según los ‘crash test’ llevados a cabo en Cidaut, que también puedes ver en el vídeo de arriba, este salvacunetas también puede en determinadas circunstancias mitigar las lesiones de los motoristas.